El Síndrome del Cuidador: el estrés de la dependencia
La persona que “cuida” a otra puede desarrollar episodios de estrés de variable intensidad. Se trata de un trastorno poco conocido, pero con unas implicaciones graves tanto a nivel físico como psicológico. ¿Cúal sería nuestro pensamiento si nos ofrecieran un puesto de trabajo que nos ocupase las 24 horas al día, nos supusiera un gran esfuerzo físico y mental y que no estuviese ni reconocido ni remunerado?
El síndrome del cuidador también denominado “fatiga de compasión” es un trastorno que se presenta en personas que desempeñan el rol de cuidador principal de una persona dependiente. Se caracteriza por el agotamiento físico y psíquico. La persona tiene que afrontar una situación nueva para la que no está preparada y que consume todo su tiempo. Se considera producido por el estrés continuado en una lucha diaria contra la enfermedad y que puede agotar las reservas físicas y mentales del cuidador.
¿Quienes sufren el síndrome del cuidador?
El síndrome del cuidador o lo que llamamos el estrés de la dependencia, se presenta especialmente en quienes tienen cuidar adultos mayores con algún grado de alteración neurológica o psiquiátrica, como por ejemplo el Alzheimer. En España, actualmente, hay alrededor de 800.000 enfermos de Alzheimer, siendo la primera entre las enfermedades neurodegenerativas, así como la primera causa de demencia en la población anciana. No obstante, puesto que la prevalencia e incidencia de esta enfermedad se incrementa a partir de los 65 años de forma exponencial -afecta al 5 por ciento de la población mayor de 60 años, al 20 por ciento de los mayores de 80 y al 30 por ciento de los mayores de 90-, el progresivo envejecimiento poblacional y el incremento de la esperanza de vida, hará que el número de casos aumente en las próximas décadas.
El cuidador de un enfermo de Alzheimer
El cuidador principal de un enfermo de Alzheimer va asumiendo poco a poco todas las tareas del cuidado del enfermo (con la consecuente carga física y psíquica), hasta llegar a convertirse en el centro de su vida y ocupar todo su tiempo. Poco a poco va perdiendo su independencia, llegando a desatenderse a sí misma: no se toma tiempo libre para su ocio, abandona sus aficiones, no sale con sus amistades, y acaba paralizando, durante años, su proyecto vital.
Los cambios que se producen en la vida del cuidador pueden ser tanto a corto como a largo plazo:
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En las relaciones familiares (nuevas tareas, conflictos,…)
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En el trabajo y en la situación económica (absentismo, abandono, aumento de gastos,…)
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En el tiempo libre (disminución del tiempo dedicado al ocio, a la familia, a los amigos, a nosotros mismos)
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En la salud (cansancio, trastornos del sueño, …)
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En el estado de ánimo (culpabilidad, preocupación, tristeza, ansiedad,…)
Existen una serie de indicios del Síndrome que pueden ser útiles para que los familiares puedan detectarlo:
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Ansiedad
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Desmotivación
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Depresión
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Agresividad contra los demás
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Tensión contra los cuidadores auxiliares
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Impaciencia con el paciente
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Negación de su estado real
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Aislamiento progresivo
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Trastornos psicosomáticos
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Cansancio
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Agobio continuado
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Sentimientos de culpabilidad
Síntomas del síndrome del cuidador
A nivel físico los cuidadores principales suelen tener peor salud que los familiares no cuidadores y corren riesgo de sufrir mayor incidencia de problemas orgánicos y fisiológicos como: trastornos osteomusculares, cardiovasculares, gastrointestinales, respiratorios e inmunológicos.
No obstante, no suelen acudir a consultas médicas. Así mismo realizan menos “conductas de cuidado de la propia salud”, como no dormir lo suficiente, alimentarse de forma inadecuada, no vacunarse, no realizar ejercicio físico, abusar del tabaco o alcohol, consumir en exceso ansiolíticos e hipnóticos, incumplir los tratamientos médicos, …
A nivel psíquico, la salud mental de los cuidadores principales suele verse más afectada que la salud física:
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Problemas clínicos (Depresión, ansiedad, estrés, hipocondría, etc)
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Problemas psicosomáticos (dolor de cabeza, pérdida de apetito, temblor, problemas gástricos, palpitaciones, vértigo, alergia inmotivada, insomnio, problemas de memoria y concentración, etc)
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Problemas emocionales: Tristeza, preocupación, soledad, irritabilidad, culpabilidad.
Para evitar caer en el Síndrome del cuidador es preciso:
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Informarse muy bien sobre los cuidados que precisa la persona a la que va a cuidar, para ello puede consultar con su médico.
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Descanse cada día lo suficiente.
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Evite automedicarse.
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Vaya a su médico siempre que se encuentre mal, no lo deje para más adelante y no ponga excusas para no ir. Realice los seguimientos que sean necesarios si padece alguna enfermedad (hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia, etc.).
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Procure mantener sus amistades y acudir a reuniones sociales y actividades que le permitan seguir ampliando sus redes sociales.
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Siga realizando algunas de las actividades y hobbies que siempre le han gustado
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No se sienta culpable por reírse o pasarlo bien, si usted es feliz le será más fácil sobrellevar la situación.
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Cuide su aspecto físico, esto mejorará su bienestar psicológico.
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Ha de tener un tiempo a la semana para usted mismo, de forma que debe buscar ayuda de un familiar, un amigo, o un asistente que cuide del enfermo durante ese tiempo que le pertenece. También es importante tener unos días de vacaciones al año, después de lo cuál verá las cosas de forma diferente.
David Martínez Valero – Psicólogo
Colegiado nº: CV15391
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